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| Bibliograf�a recomendada: ADN
  e identidad: la parte o el todo. Iudica,
  Celia1[1].
       Uno,
  yo, ego. En la definici�n de un individuo s�lo existe la unidad. No puede
  haber repetici�n, ni copia, ni duplicaci�n. Lo m�s singular que posee un
  ser humano es su identidad, que se define por la singularidad de la propia
  historia.    Esta historia que define a un individuo comprende
  varios aspectos, uno de los cuales es la identidad biol�gica. La
  individualidad biol�gica nos remite al momento en que cada uno de nosotros
  fue una �nica c�lula, producto de la uni�n entre el �vulo materno y un
  espermatozoide paterno. Cuando ambas c�lulas se fusionan en la fertilizaci�n,
  surge una nueva y �nica c�lula, resultante de la conjunci�n de la informaci�n
  gen�tica de ambos progenitores, el huevo o cigota. Luego vendr�n el nombre,
  la nacionalidad, la etnia de pertenencia, los gustos y habilidades, la
  personalidad�   Hoy en d�a, resulta casi una cuesti�n cotidiana
  hablar o escuchar hablar del ADN en la televisi�n o la radio, o leer sobre
  este tema en los diarios o revistas. Esta mol�cula es la que almacena la
  informaci�n o material gen�tico que nos define como individuos �nicos.
  Nuestro material gen�tico se constituye del aporte por partes iguales de
  nuestros progenitores, y por eso los miembros de una familia se parecen entre
  s�: somos m�s parecidos a nuestros padres y a nuestros hermanos que a otros
  individuos de nuestra comunidad con los cuales no estamos emparentados. Aunque
  parezca una verdad de perogrullo es esta sencilla relaci�n entre gen�tica y
  herencia la que utiliza la tecnolog�a para los estudios de ADN que investigan
  la identidad y la filiaci�n humana.    A partir de
  una muestra consistente en un par de gotitas de sangre es posible estudiar la
  identidad biol�gica de un individuo a trav�s de la caracterizaci�n del ADN,
  y tambi�n, por comparaci�n del ADN propio con el de sus probables
  progenitores u otros familiares,  definir
  lazos filiatorios como la paternidad, la maternidad-paternidad o bien v�nculos
  m�s lejanos como el de hermandad o media hermandad, abuelos-nietos o
  tios-sobrinos.   Con elevad�simos
  grados de certeza, este tipo de estudios pueden constituirse en una
  herramienta de colaboraci�n para la Justicia, cuando se recurre a �sta en el
  af�n de proteger el Derecho a la Identidad que es parte del texto de nuestra
  Constituci�n Nacional desde la �ltima reforma.    La sangre no
  es el �nico material biol�gico que puede servir como fuente de datos gen�ticos.
  Tambi�n puede serlo el material cadav�rico, cuando se pretende estudiar el
  ADN de un individuo que ha fallecido, o bien de un individuo que a�n no ha
  nacido, al realizarse un estudio prenatal a partir de biopsia de vellosidades
  coriales o en c�lulas de l�quido amni�tico.    Reservado para
  casos forenses, tambi�n es posible estudiar la identidad biol�gica a partir
  de pelos, en manchas de semen o saliva, o en otro tipo de c�lulas descamadas,
  para ayudar al esclarecimiento de delitos graves como homicidios o abusos
  sexuales.   A este
  respecto, se est� discutiendo en nuestro pa�s la posibilidad de registrar la
  informaci�n gen�tica desprendida de los casos penales en un Banco Nacional
  de Datos en lo Criminal, como lo hacen otros pa�ses del mundo. Los
  antecedentes en nuestro pa�s en materia de bancos gen�ticos son el Banco
  Nacional de Datos Gen�ticos, creado para reunir la informaci�n de familiares
  de desaparecidos a los fines de identificar NN o de reunir a hijos de
  desaparecidos con sus familias biol�gicas, en el marco del respeto a los
  Derechos Humanos, y un banco de datos en lo criminal creado por ley provincial
  de C�rdoba.   Si bien la biolog�a define
  nuestro origen y nuestros v�nculos, ser�a un error considerar que un
  individuo es s�lo su gen�tica. La gen�tica como constituci�n biol�gica de
  un individuo es s�lo una parte de la identidad de un individuo. Dos
  individuos gen�ticamente iguales como los gemelos id�nticos o monocig�ticos
  son personas distintas: tiene distintas historias, distintos amigos, distintos
  gustos o diferente facilidad para las artes o las ciencias. Y esto, a�n
  creciendo en el seno de la misma familia y la misma sociedad. Extendiendo esta
  consideraci�n a la clonaci�n humana, si alguna vez �sta se constituyera en
  una pr�ctica tecnocient�fica aceptable y aceptada, ser�a incapaz de generar
  individuos id�nticos. Los clones s�lo lo ser�an, cual gemelos, desde el
  punto de vista gen�tico.    Entendiendo entonces a la
  identidad humana como un proceso que se construye a partir de aspectos biol�gicos
  interrelacionados
  de forma compleja con aspectos psicol�gicos, sociales, medioambientales y
  culturales, podemos decir que es un
  sendero que comienza a transitarse antes del nacimiento en el deseo de los
  padres. Luego cada uno de nosotros contin�a ese proceso de construcci�n a lo
  largo de toda la vida, avanzando en la integraci�n de s� mismo, y logrando
  diferenciarse como uno entre los dem�s.    La
  identidad es inseparable del concepto  de
  identificaci�n,  proceso por el
  cual una persona hace suyos valores y roles sociales que antes le eran ajenos.
  En ese proceso lo incluyen sus padres, dado que cada
  nuevo individuo se gesta en el marco de una pareja o una familia, que a su vez
  forma parte del engranaje social con el que articula. Las figuras parentales
  cuentan historias a sus hijos: con ellas se transmiten el lenguaje y la
  cultura que han recibido a su vez de sus progenitores, enlazando la historia
  familiar con la de la comunidad a la que pertenecen. 
  Somos, por lo tanto,  a la
  vez biolog�a y cultura. Al decir del psic�logo Jerome Bruner acaso sea la
  cultura el ��ltimo truco evolutivo de la biolog�a�.  
 
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